Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido
El Parque Nacional Ordesa y Monte Perdido no deja indiferente a nadie. La imponente majestuosidad del macizo calcáreo más alto de Europa hacen del Parque Nacional un entorno natural único: sus particularidades geológicas o de flora y fauna, le hace ostentar figuras de protección tan importantes como la de Parque Nacional, Reserva de la Biosfera, Zona de Especial Protección para las Aves, Lugar de Interés Comunitario y figurar dentro de la lista de bienes declarados Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO.
El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido se divide en cuatro sectores, que conforman a su vez las principales vías de acceso al Parque: Valle de Ordesa, Añisclo, Escuaín y Pineta.
Valle de Ordesa: es el principal punto de entrada y el sector que en la actualidad recibe más visitantes. Se trata un espectacular valle de origen glaciar, con un cañón de unos 13 km de longitud, con característico perfil en forma de “U”. Se pueden realizar numerosas excursiones, pero sin duda, la ruta más concurrida es la que parte de la Pradera hacia la Cola de Caballo.
Cañón de Añisclo: es un cañón fluviokárstico esculpido por el río Bellós, rodeado por impresionantes paredes verticales de gran altura. Los numerosos barrancos y surgencias se precipitan al vacío, formando bellas cascadas. Entre el desfiladero de Las Cambras discurre el Bellós hacia el Cinca, y por el cual transita la carretera que nos llevará al cañón, un magnífico anticipo de lo que nos espera.
Garganta de Escuaín: es el valle más pequeño y quizás el más desconocido de todos. Sin embargo, la belleza de su paisaje por sus estrechos o gargantas, hacen de él un paraíso natural, con una riqueza faunística de excepción, destacando la presencia del quebrantahuesos. Escuaín destaca por albergar multitud de cuevas y simas, muy conocidas entre los espeleólogos.
Valle de Pineta: es un impresionante circo de 17 km de longitud, formado por la erosión de la lengua del antiguo glaciar de Marboré. Se trata de un lugar de gran belleza, lleno de matices y contrastes, creados entre la vegetación y las majestuosas paredes verticales de roca. El Glaciar de Monte Perdido da origen al río Cinca, precipitándose al vacío en una espectacular cascada de agua, visible desde el valle.